viernes, 7 de agosto de 2015

Cada 3 horas...

Inauguré un blog y me fui de vacaciones. Así soy yo.

Por suerte, no pasará siempre y no podía dejar escapar la Semana Mundial de la Lactancia Materna sin hablar de uno de sus grandes mitos... ¡¡Las malditas 3 horas que deben transcurrir entre toma y toma!!



Hace menos de dos semanas, nació un nuevo bebé en mi familia política. Como estábamos de vacaciones, fuimos a ver a bebé y mamá al hospital, más que nada para preguntar por la lactancia, (visita exprés, no me gusta ya que la madre quería dar el pecho. Todo iba bien y mis suegros me contaban maravillas sobre la succión y el agarre de la niña, así que seguí con mis vacaciones hasta el día siguiente al alta.

Me encontré con una subida de leche brutal, que provocó en la mamá que la niña no pudiera coger bien el pezón, que ya venía con grietas y yo sin saber nada... Después de varios problemas con la lactancia materna, la mamá empezó con lactancia mixta y diferida (se sacaba la leche tras deshacer la obstrucción causada por el mal agarre en los días de la subida).

Lo que quiero contar en este post, aprovechando la Semana Mundial de la Lactancia Materna, es el total desconocimiento de la lactancia materna "a demanda". Estos días he tenido que escuchar cómo esa mamá prefería dar un biberón de leche artificial a su bebé porque con un biberón de leche materna no aguantaba las 3 horitas de rigor que deben ser casi un mandamiento. Conclusión de toda la familia: la leche materna no sacia al bebé, no es buena leche, no aguanta 3 horas. Nadie se ha planteado que simplemente puede que la leche de fórmula les resulte más indigesta.

Y de dar el pecho, ni hablamos, ¡porque pide cada hora! Tampoco se ha planteado nadie que los bebés no sólo lloran por hambre... Que han estado 9 meses dentro de su madre y que, de repente, ¡lo sacas a un mundo donde ni siquiera tiene paredes que le limiten los movimientos!

La lactancia materna no es sólo alimento... Es contacto, es piel con piel, es una mirada, una sonrisa, un vínculo que os unirá para siempre. Es sacrificado, sí, pero tras 13 meses de lactancia, puedo asegurar que merece la pena. Que no lo cambio por nada. Que repetiré sin dudarlo si tengo otro hijo.

Y bueno... ¡Seamos prácticas! Me he ahorrado 100€ al mes en leche de fórmula. Y las idas y venidas para preparar biberones día y noche. ¿Y la comodidad de poder irte donde quieras y sólo tener que llevarte a tu bebé y saber que no necesitas nada más para alimentarle?

Por eso, y porque es lo mejor para nuestros hijos, apoyo la lactancia materna y el derecho de cada mujer a decidir cómo quiere alimentar a sus hijos. Pero por favor, que no termine ni una lactancia más porque las tomas sean "cada 3 horas..."